Miguel Sánchez-Ostiz
A la cantante Madonna la han abucheado en Bucarest por pedir que cesara la discriminación contra los gitanos. Era mucho pedir. Dicen que jugó con fuego. No, tocó un tema sensible. (...)
A Rumanía le costó admitir, frente a Europa, su participación en el Holocausto judío, los progroms de enero de 1941 (incluida la matanza del matadero de Bucarest) y las deportaciones a Transnitria. Ahora mismo, tratan de reivindicar de forma pública, con todos los honores, al general Antonescu responsable directo de las deportaciones y los progroms , fusilado en 1944, aunque su imagen se venere en los muros de la biserica Mihai Voda.
Pero estábamos con los gitanos que, por cierto, también fueron deportados en masa a Transnitria, además, claro, de que en Rumanía estuvieron sometidos a un régimen de esclavitud hasta mediados del siglo XIX.
La suya es la historia más desconocida de Europa, por ocultada, como la masa de leyes existentes dictadas en su persecución.
Si los judíos en Bucarest son pocos, y sus sinagogas y casas de oración están defendidas como fortines, los gitanos en cambio son muchos, más de lo que las estadísticas oficiales admiten. ¿Un 20%? Bastante más de lo que a los rumanos, nacionalistas y ortodoxos, les gustaría que fueran. Bastante más de los que a los europeos que ya tenían los suyos propios, les gusta ver pululando por sus ciudades, a la husma, al descuido, al hojeo: Italia, Irlanda, Francia, España... enconos que no cesan. (...)
Los gitanos están por todas partes. Los usan hasta para provocar, ocupándolas, la ruina de casas muy hermosas y poder así derribarlas y construir, especular, construir, poniendo delante el cartel infame de la constructora española: «¡Pasión Inmobiliaria!».
Los usan, a los gitanos, y si se portan mal, los apalean. Y los gitanos, curioso, no se dejan. No se dejan reprender.
Lo peor del racismo es la inadvertencia, ese mecanismo que hace que el prójimo, el Otro, molesto, se haga invisible. No exista. Si no puedo acabar con él, deportarlo, obligarle a que se vaya, no lo veo. Así es como los ataques a los gitanos -linchamientos, incendios, expulsiones- se ocultan, se tergiversan, no se ven, se minimizan, se reducen a episodios aislados, se les acusa de provocar los incidentes con su presencia, se les culpa de males que no existen.
Sabiendo lo que pasa en Rumanía con lo gitanos, el abucheo de Madonna cuando pidió el cese de la discriminación gitana, es de una lógica aplastante. Tampoco los queremos aquí. Es del dominio público. (...)
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