Gara Las letras del cantautor Ismael Serrano (Madrid, 1974) son una mezcla de canciones de amor y desamor y música reivindicativa, propias de la canción de autor. Con siete discos a sus espaldas, ha recopilado en "Un lugar soñado" sus temas más carismáticos. Ismael Serrano acaba de cumplir once años en el mundo de la música y lo celebra con un disco+DVD que, bajo el título «Un lugar soñado», repasa en formato de directo todos los temas con los que ha convencido a aquellos que han querido escucharle de que todavía hay muchas cosas que denunciar en forma de canción.
Con «Un lugar soñado» hace repaso a sus once años de carrera. Muchos artistas no llegan tan lejos. ¿Se lo esperaba usted cuando empezó en el mundo de la música?
La verdad es que no. Haciendo repaso de lo que he vivido tengo que darme cuenta de que soy un privilegiado y que tengo que estar muy agradecido por todas las cosas que me han pasado. Primero por la posibilidad de haber editado siete discos y por haber hecho tantas giras, porque tener continuidad en la música es algo muy difícil, sobre todo en estos tiempos en que es tratada como un objeto de consumo, algo de usar y tirar.
¿Qué relación sentimental guarda con aquellas primeras canciones que le hicieron conocido?
Sigo sintiéndolas cerca y las sigo cantando, gran parte de ellas en el escenario, porque pertenecen a una parte de mi vida de la que no me puedo desentender, aunque algunas sí que las miro ahora desde otra perspectiva. Por ejemplo, «Papa cuéntamente otra vez», es una canción que difícilmente puedo cantar con la misma perspectiva ahora que tengo treinta y cuatro años. Habla de la bronca generacional, es un reproche a una generación, la de mis padres, que se olvidó de sus sueños y sus ideales, y es muy caradura seguir haciéndoles ese reproche cuando se supone que ahora es a mi generación a la que le toca agarrar las riendas del planeta en el que vivimos. Sí se canta con la misma condición, porque sigo creyendo en esa mezcla de desencanto, esperanza e ideales que aparecen en el texto, pero la perspectiva ha cambiado un poco.
Sigo sintiéndolas cerca y las sigo cantando, gran parte de ellas en el escenario, porque pertenecen a una parte de mi vida de la que no me puedo desentender, aunque algunas sí que las miro ahora desde otra perspectiva. Por ejemplo, «Papa cuéntamente otra vez», es una canción que difícilmente puedo cantar con la misma perspectiva ahora que tengo treinta y cuatro años. Habla de la bronca generacional, es un reproche a una generación, la de mis padres, que se olvidó de sus sueños y sus ideales, y es muy caradura seguir haciéndoles ese reproche cuando se supone que ahora es a mi generación a la que le toca agarrar las riendas del planeta en el que vivimos. Sí se canta con la misma condición, porque sigo creyendo en esa mezcla de desencanto, esperanza e ideales que aparecen en el texto, pero la perspectiva ha cambiado un poco.
En «Sueños de un hombre despierto», su último disco con nuevas canciones, todavía le queda imaginación para hablar sobre cosas tan variadas como la opinión pública, la eutanasia, las culturas oprimidas de Sudamérica y hasta de las sondas Voyager. ¿Cómo trabaja su mente para sacar el lado poético a historias tan distintas?
Yo creo que lo más fácil, precisamente, es encontrar el tema. Finalmente, yo canto a lo que me emociona, y porque soy así o porque el ser humano es así, uno no deja de emocionarse mientras sigue vivo y encuentra referencias que producen sentimientos constantemente. Observo la realidad y, de la misma manera que van surgiendo noticias que nutren los periódicos cada día, van a seguir surgiendo canciones que hablen de ellas. Es más, yo creo que el reto es no perder el contacto con esa realidad, sobre todo en un oficio como este en el que corres el riesgo de estar siempre de paso, embarcado en una gira y recibiendo el afecto de la gente, algo maravilloso pero que te puede impermeabilizar de la realidad.
Yo creo que lo más fácil, precisamente, es encontrar el tema. Finalmente, yo canto a lo que me emociona, y porque soy así o porque el ser humano es así, uno no deja de emocionarse mientras sigue vivo y encuentra referencias que producen sentimientos constantemente. Observo la realidad y, de la misma manera que van surgiendo noticias que nutren los periódicos cada día, van a seguir surgiendo canciones que hablen de ellas. Es más, yo creo que el reto es no perder el contacto con esa realidad, sobre todo en un oficio como este en el que corres el riesgo de estar siempre de paso, embarcado en una gira y recibiendo el afecto de la gente, algo maravilloso pero que te puede impermeabilizar de la realidad.
Las letras de sus canciones se inclinan, casi siempre, por indagar en temáticas sociales. Sin embargo, parece que la figura del cantautor se va haciendo progresivamente una cosa más singular, por escasa, en estos tiempos. ¿Por qué cree que es necesario seguir hablando de estos temas en la forma en que usted lo hace?
Yo creo que la canción de autor es un género musical por sí mismo, así que hablar de la necesidad o no de un género es un tanto absurdo, es como en términos de literatura hablar de la necesidad, o no, de la novela policiaca, de la poesía social o de cualquier otro género. Pero por otro lado las estructuras de los géneros no están definidas de forma rigurosa, el autor crea su obra traspasando esas fronteras, que no son hipermeables. Lo que tiene que hacer el cantautor, fundamentalmente, es romper la burbuja que nos aísla y entender que nuestra esencia de animales sociales también genera sentimientos que merecen ser comentados en terceros. No se trata sólo de apelar a lo individual y a lo autobiográfico, sino también a la historia colectiva, y encontrar en esa historia elementos que merezcan ser incluidos en una canción.
Yo creo que la canción de autor es un género musical por sí mismo, así que hablar de la necesidad o no de un género es un tanto absurdo, es como en términos de literatura hablar de la necesidad, o no, de la novela policiaca, de la poesía social o de cualquier otro género. Pero por otro lado las estructuras de los géneros no están definidas de forma rigurosa, el autor crea su obra traspasando esas fronteras, que no son hipermeables. Lo que tiene que hacer el cantautor, fundamentalmente, es romper la burbuja que nos aísla y entender que nuestra esencia de animales sociales también genera sentimientos que merecen ser comentados en terceros. No se trata sólo de apelar a lo individual y a lo autobiográfico, sino también a la historia colectiva, y encontrar en esa historia elementos que merezcan ser incluidos en una canción.
Y habitualmente, con un posicionamiento político bastante claro...
Yo pienso que hablar de temas sociales es algo natural, y que no debería haber un posicionamiento político a priori a la hora de agarrar la guitarra. No se trata de una cuestión de pura militancia.
De hecho cuando se aborda desde ese punto de vista se queda en eso, en un simple ejercicio de militancia.
Yo pienso que hablar de temas sociales es algo natural, y que no debería haber un posicionamiento político a priori a la hora de agarrar la guitarra. No se trata de una cuestión de pura militancia.
De hecho cuando se aborda desde ese punto de vista se queda en eso, en un simple ejercicio de militancia.
Aunque hay un factor de militancia lo importante es la cuestión sentimental, el no permanecer ajeno a aquellas cosas de la vida que generan en ti sentimientos. Un cantautor tiene que tener esa capacidad de observar en lo social.
Y a mí siempre me ha gustado comprobar cómo los fenómenos globales casi siempre tienen su repercusión en lo cotidiano, y he tratado de comprender cómo están atadas las cosas, cómo hasta nuestra vida sentimental está sujeta a los avatares del mundo.
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